Una de las consecuencias de la pandemia que estamos viviendo ha sido el no poder viajar. Esto ha supuesto un cambio en el trabajo que llevamos a cabo en Gambia y Senegal.
Marzo del 2020 fue la última vez que pudimos viajar a los países africanos para tantear el estado del terreno y poder viajar en verano. Pero no hemos podido volver desde entonces.
Actualmente, tanto para la evolución de los proyectos como para el voluntariado internacional, el panorama es muy incierto. A pesar de no poder ir, seguimos ayudando y apoyando nuestros proyectos desde la distancia. Consideramos que ahora, más que nunca, es necesario continuar con la colaboración.
En el caso de Senegal, continuamos con la escuela St. Trinité que terminamos de construir en 2018. Además, hemos mantenido las becas en el centro educativo St. Trinité de Kadiamor, en Bignona, Senegal y ayudado a 27 familias en la matrícula de escolarización anual, cuyo coste es de 90 euros.
En Gambia, la escuela infantil St. Anthony, en Kololi (Banjul), es con la que mantenemos el contacto. Nuestro objetivo es la construcción del edificio de Primaria del mismo colegio.
Este año, contaremos con la ayuda de la Fundación Mutua Madrileña. Gracias a ellos, podremos enviar un contenedor repleto de material escolar, pupitres, ropa y medicinas. Asimismo, contamos con un donante y colaborador que nos cede, durante todo el año, un almacén, facilitando la logística y la coordinación.
Aunque no podamos viajar, no podemos dejar de lado a las personas que más lo necesitan, ahora más que nunca. La colaboración de la parte local, junto con la de España, son fundamentales para continuar nuestra labor en Senegal y Gambia.
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