Aporofobia, el miedo al pobre que anula la empatía. Fundéu declara palabra del año 2017 el término acuñado por la filósofa Adela Cortina.
«No somos una sociedad democrática si existe el odio hacia los pobres»
Adela Cortina, catedrática de Ética y Filosofía Política, ha publicado un nuevo libro, «Aporofobia, el rechazo al pobre»‘. En este ensayo expone uno de los conflictos morales más arraigados y obviados de nuestro tiempo, no sólo para darle nombre sino también para significarlo y dotar al lector de las herramientas para enfrentarse a ella porque, según narra, «hoy está más presente que nunca en la sociedad», alejándola así de la democracia, porque «no todos son tratados con la misma dignidad».
La aporofobia es tan vieja como la humanidad –afirma la profesora- es la tendencia que tenemos a rechazar a los pobres con lo cual, desgraciadamente, a lo largo de toda la historia humana ha estado y está presente. Pero realmente en los últimos tiempos es más inadmisible que nunca, porque en 1948 hicimos una declaración de derechos humanos y a pesar de ello sigue habiendo un desprecio por algunos, los pobres. Es chocante. Las nuevas vertientes políticas acentúan la palabra. En el caso de Trump o el ‘Brexit’ se ve claramente cómo el rechazo no ha sido tanto a los extranjeros como a los foráneos pobres. A Trump no le molestan los que tienen mucho dinero, sino los mexicanos a los que quiere poner una valla para que no pasen. El ‘Brexit’ justamente quiere cerrarse frente a inmigrantes o refugiados, al resto no. Esto está pasando en muchos países donde sube el número de afiliados a partidos nacionalistas que lo promueven.
Hacía falta un nombre para una realidad constante: la del desprecio a los pobres. Es necesario que las cosas y los fenómenos tengan un nombre. A los ciclones y catástrofes naturales se lo ponen, porque cuando algo lo tiene la gente lo reconoce y se previene frente a ello y ese es mi objetivo. Se utilizaba alegremente la palabra xenofobia, rechazo al extranjero, cuando no era del todo cierto. Todos estamos muy contentos de que vengan muchísimos turistas a España. Les abrimos todos nuestros hoteles y son extranjeros, pero si traen dinero estamos contentísimos. Entonces pensé que lo que nos molesta en realidad son los pobres, los extranjeros que vienen del otro lado del estrecho, los que mueren en las pateras….
¿Hipocresía? Más que hipócritas es que todas las personas necesitamos ayuda de los familiares, amigos, conocidos, a los que estamos dispuestos a ayudarles con tal de que sea recíproco porque no nos valemos por nosotros mismos. Y de pronto encontramos los pobres, que nos parece que no nos pueden dar nada interesante, salvo que problemas, y la gente decide rechazarlos.
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